lunes, 6 de marzo de 2017


En Revista Sennova, Cundinamarca cuenta su aporte al tratamiento de las aguas del río Cuja
Fusagasugá (Cundinamarca), marzo 6 de 2017 – El diseño, la construcción y la implementación de un dispositivo apto para el tratamiento de las aguas del río Cuja constituyen la experiencia presentada, en el más reciente volumen de la Revista Sennova, por aprendices e instructores del semillero de investigación Idicaef del Centro Agroecológico y Empresarial del SENA, con sede en Fusagasugá.   
Con este proyecto, entregamos a las familias de la zona un mecanismo que les permite procesar el agua del río Cuja, la que, por su carga contaminante, no es apta para el consumo humano”, indicó Óscar Solaque, líder del Sistema de Investigación, Desarrollo Tecnológico e Innovación en el centro de formación.
El dispositivo fue concebido por un grupo de aprendices de Control Ambiental quienes, de la mano de los instructores Darwin Ibarra (Q.E.P.D.) y Julián Zamudio, se dieron a la tarea de identificar los elementos necesarios para procesar el líquido, con materiales fáciles de encontrar, bien sea en las ferreterías o en las casas del sector.
Esta fuente hídrica tiene unas características de color, turbidez y PH elevados. En el desarrollo de la investigación hallamos vertimientos de residuos orgánicos en el afluente, lo que hace que los habitantes de la zona sufran de problemas intestinales cuando consumen el agua del río. Con este mecanismo, consideramos, hicimos un trabajo muy importante”, aseguró Miguel Ángel Ramos, aprendiz de Control Ambiental.
Gracias al estudio, fue posible trasladar el concepto de una planta de potabilización a un dispositivo que no fuera más grande que una maleta de viaje y que no requiriera uso de químicos.
“Obtuvimos un sistema que funciona con arena fina, una vela en cerámica que se puede adquirir en una ferretería y el componente más importante y que más pruebas nos llevó fue el floculante natural. Cambiamos el uso de químicos como la cal, el sulfato y el cloro, por un componente que se encuentra en cualquier jardín: Los cristales de sábila, cuya función es sedimentar los residuos del agua”, agregó Óscar Olinto de Pablo, aprendiz de Control Ambiental.
El proyecto, que recibió un apoyo de 114 millones de pesos, culminó con la entrega de 172 de estos artefactos a las familias de las veredas Bethel, La Unión, Espinalito, Mosqueral y El Placer, quienes hoy tienen una mejor calidad de vida.
Aprendices e instructores de Control Ambiental del SENA, en Fusagasugá, lideraron un proyecto que derivó en beneficios ambientales y sociales para la comunidad que habita en cercanías del río Cuja.